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miércoles, 18 de agosto de 2010

ARTICULO SOBRE LA DESINTEGRACION FAMILIAR

UNIVERSIDAD PANAMERICANA
DIPLOMADO EN ANDRAGOGIA
ARTICULO SOBRE LA DESINTEGRACION FAMILIAR
LIC. OSCAR RENE MENDEZ ARIAS


DESINTEGRACION FAMILIAR
La desintegración familiar constituye una modalidad de desintegración la cual es rompimiento de la unidad o la quiebra en los roles de sus integrantes, por su incapacidad de desempeñarlas en forma consiente y obligatoria, una desintegración familiar es el producto del quebrantamiento de la unidad o insatisfacción de las necesidades primarias que requieren sus miembros.

Guatemala ha experimentado un significativo de cambios en esa vida familiar en las formas de vida, tendencias notables incluyen una incidencia creciente de madres solteras y mujeres como jefas de hogar, esto asociado con los niveles decrecientes de matrimonios, el aumento de nacimientos fuera de matrimonios, tasas altas de divorcios, separaciones de común acuerdo, inclusión de la mujer en trabajos que eran exclusivos para hombres y así ganarse el sustento diario de la familia, procesos simulares han sido notados en otras partes del continente americano.

Las formas de desintegración

Existen diversos tipos de desintegración, los cuales se muestran en los puntos siguientes:

• Abandono: se da cuando alguno de los padres decide dejar el hogar, debido a que no se siente feliz y tiene otras expectativas de la vida o porque el ambiente esta muy tenso, predomina la discordia y n hay armonía por lo cual no pueden seguir juntos y tampoco por el supuesto bien de los hijos, y que los daña mucho más.

• Divorcio: se a definido por el vinculo familiar que se rompe en la pareja, ya sea por decisión de algunos de ellos o decisión común acuerdo; para divorciarse ahí que presentarse frente a las autoridades de Registro civil, encargado de dictaminar en que termino se disolverá la unión y los derechos u obligaciones que cada uno de los padres tendrá con los hijos si hubiese.

• Abandono involuntario: se da cuando alguno de los padres por enfermedad o muerte deja el hogar, es decir no es decido y es inevitable. Los efectos causados en los niños por este tipo de desintegración so diferentes a los de las otras formas; en los hijos barones de seis a nueve años de edad la muerte de sus padres se le crea un aspecto negativo mayor, pero de menor intensidad comparados a los del divorcio o abandono.

• Desintegración Familiar estando la familia junta: estos casos se caracterizan por las relaciones conflictivas que establecen sus miembros, dando origen a recelos, temores y fricciones permanentes. Frecuentemente ese tipo de familias son incapaces de planear y realizar tareas, y resolver los problemas juntos; expresan conflictos extremos que no tienen la habilidad de comunicarse con el resto de la familia, lo cual priva al niño de un ambiente armonioso y estable, brindándole una atmósfera hostil que obstaculizará su crecimiento psicológico. En la matrimonio infeliz, que solo dañara la autoestima de los esposos y de los hijos.











Vl. LA DESINTEGRACION FAMILIAR. Hogar, Pareja y Procreación

1. Imágenes y vivencias familiares

Una interesante línea de reflexión para comprender las dinámicas familiares de la actual juventud y, especialmente, la eficacia de la institución familiar durante el tránsito de los jóvenes hacia la vida adulta, la proporciona el tratamiento de aquellos aspectos asociados a la subjetividad, la valoración y, en general, al modo en que se configura la familia en la estructura simbólica de la juventud venezolana. Al respecto, cobra importancia fundamental el juicio que, sobre el presente y el porvenir de la familia, sobre su fortaleza y sus debilidades, han venido elaborando los jóvenes venezolanos. Los resultados de ENJUVE han permitido establecer que, sólo en una exigua minoría de jóvenes (3.9%/156.561) existen imágenes en las que la familia aparece como una institución en proceso de fortalecimiento. De acuerdo con dicha opinión, podría decirse que sólo este pequeño grupo juzga con optimismo la vitalidad de la institución familiar y reconoce, con absoluta claridad, posibilidades reales de proyectar su existencia hacia el futuro.

Aparee otro grupo de jóvenes que, si bien no aprecia en la Familia fortalezas y recursos incrementados en el presente y el porvenir, estiman, sin embargo, que la perdurabilidad de la institución familiar se mantiene semejante entre las generaciones del pasado y las del presente. No obstante, el conjunto de estos jóvenes que juzgan a la institución familiar como ajena a cambios de cualquier signo, y para quienes, por tanto “se mantiene igual”, apenas alcanza una cifra del 16.6% (666.912). al agregar, entonces, este porcentaje de los jóvenes que creen que la institución familiar no experimenta modificaciones en el tiempo, al conformado por aquellos que reconocen en su seno el incremento de energías y potencialidades, se conforma una cifra que sólo alcanza una quinta parte de los jóvenes, mientras que cerca del 80% restante (78.5% / 3.159.887) considera que la institución familiar, en sus actuales condiciones, tiene seriamente comprometida su perdurabilidad. En efecto, ocho (8) de cada diez (10) jóvenes conciben que la institución familiar se encuentra fuertemente intervenida por procesos de crisis y debilitamiento.

En primer término, al comprender que la inmensa mayoría de los jóvenes perciben a la institución familiar sometida a un proceso de desintegración o de intensa debilidad, es ineludible el grave problema del deterioro global de las condiciones de vida. Dicho deterioro se manifiesta como una fuerza que además de restringir, disuelve aquellos agentes de integración social que tienen su principal asiento en el hogar. El empobrecimiento material de los hogares tanto en Venezuela, como en toda América Latina-ha elevado considerablemente el número de mujeres en la condición de jefes de hogar, quedando, como es sabido, cada vez menos representada la figura del padre en el grupo familiar. Otro fenómeno que se observa es que la población juvenil, por estar en condición de obtener ingresos, deben separarse del hogar para ir al trabajo diariamente. Esto implica una disminución del tiempo compartido en el hogar y poca calidad en los intercambios entre los miembros de la familia. Se debe prestar especial atención al caso de las jóvenes mujeres que ni estudian, ni trabajan, quienes en número de, aproximadamente, 34% del total femenino de jóvenes se hallan prácticamente, “recluidas” en el hogar, estas jóvenes con frecuencia se encargan del cuidado de los niños y/o de los ancianos residentes. Se resalta esta circunstancia puesto que su vínculo con la familia parece ser de carácter forzado, lo cual generaría, más que participación familiar, un definitivo aislamiento.

Puede apreciarse entonces que, la vida en el medio familiar y las correspondientes relaciones entre los miembros del hogar, se encuentran fuertemente contrariada por la necesidad de lograr ingresos. Además se carece tanto del tiempo para el fomento y fortalecimiento de la relaciones familiares, como con la distribución y desempeño armónico de los roles que les toca asumir. Una segunda línea de identificación de la causas a las cuales atribuir la postura crítica de los jóvenes sobre la perdurabilidad de la institución familiar, la aporta el hecho de que más de un tercio (35.0% / 1.411.450) de la actual juventud no fue, afectivamente, criado en hogares integrados. Su infancia, hasta antes de cumplir 15 años, tuvo lugar en ausencia de uno o ambos padres. Por esta vía, podrían encontrarse importantes elementos para le establecimiento de la hipótesis que concibe la evaluación negativa que hacen los jóvenes sobre el porvenir de la institución familiar, como la expresión de la débil armonía conyugal entre los padres en sus propios hogares.

Al entrar en la consideración de aspectos de decisiva influenza en el modo como transcurre la cotidianeidad de los jóvenes en el seño del hogar, se abre una valiosa línea de interpretación en torno a los juicios que ellos construyen acerca de la Familia. En este sentido, ENJUVE orientó su indagación hacia el plano de la intersubjetividad y de los niveles de comunicación entre los jóvenes y los adultos- en particular entre los padres o personas responsables de su crianza- sobre algunos tópicos de central interés en el mundo de las representaciones juveniles. Independientemente de las diferencias podrían estar vinculadas a la construcción del generalizado juicio, entre los jóvenes, en torno a la crisis y debilidad de la Familia como institución. en efecto, aparecen indicios reveladores de un esquema de comunicación intrafamiliar poco fluido y, en ocasiones, hasta contrariado, por los desacuerdos dado que, ante temáticas tan universales como la política, la sexualidad y las diversiones, se constata ente los jóvenes y los adultos una gran dificultad en su tratamiento.

En temas y cuestiones de política, cerca de dos millones y medio de jóvenes (2.487.054 / 61.8%) constituye la cifra compuesta, tanto por aquellos que manifestaron estar en desacuerdo, como por los que ni siquiera tienen oportunidad de abordarlos ni de intercambiar opiniones con los adultos responsables del hogar, en virtud de que dicha temática mantiene clausuradas sus posibilidades de diálogo o abordaje. Esta misma circunstancia, de abundante desacuerdo y/o incomunicación, se verifica ante temas como las diversiones y el modo de emplear el tiempo libre para 1.371.358(34.1%) jóvenes. De igual forma, ante el tema de la sexualidad y las relaciones sexuales, 2.662.202 (66.1%) jóvenes, plantearon serias dificultades de comunicación con sus padres o adultos responsables del hogar de origen. Puede apreciarse entonces, tanto la divergencia como la ausencia de tratamiento de estos temas en un importante número de jóvenes. A través de estas amplias zonas de disenso y hasta silencia intergeneracional, se comprueba la existencia de obstáculos y dificultades en la comunicación que tiene lugar en el medio familiar. Por lo tanto, la situación de la familia, afectadas por problemas como éste de la débil comunicación en el hogar, podría estar generando juicios y valoraciones negativas sobre la institución familiar en la conformación de la personalidad del joven.

Confirmando esta argumentación analítica, desarrollada para la comprensión de los resultados que arrojó ENJUVE al examinar el modo en el que jóvenes construyen el generalizado juicio crítico sobre la familia como institución, aparecen el conjunto de fenómenos que, en su opinión, se constituyen en los principales problemas y adversidades que estarían operando en el seno de dicha institución. Efectivamente, más de un tercio (35.6% / 1.431.999) de la población juvenil, expresó que la principal dificultad que estaría afectando a la institución familiar la constituye la problemática económica. Seguidamente, aparece el grupo de jóvenes que, en un monto próximo a un tercio (37.7% / 1.277.552) de la población juvenil, atribuyó el proceso de debilitamiento y crisis de la institución familiar, a las malas relaciones entre padres e hijos, con lo cual se estaría comprobando la existencia de un esquema precario en el modo cómo se establece la intersubjetividad y la comunicación entre ellos y los adultos responsables del hogar. Por su parte, el 23.0% (9.24142) de jóvenes indicó que el deterioro y crisis de la institución familiar estaría obedeciendo a los problemas que surgen entre los padres. Si a este grupo se agrega la percepción que tiene una porción de los jóvenes sobre el peso de las relaciones extramaritales como fuente de problemas representada por el 35% (141.919) la desintegración en la familia de origen, se estaría confirmando explícitamente, para más de un millón de jóvenes (1.066.060 / 26.5%).

Se puede, entonces, concluir que existe una relación directa entre los procesos que en la realidad estarían atentando contra el presente y el porvenir de la institución familiar- empobrecimiento material, disolución del vínculo parental y obstáculos en la comunicación, principalmente- y las representaciones que los jóvenes elaboran sobre esta institución –opiniones, juicios de valor, ideas- y en las cuales juzgan negativamente su vigencia y proyección. Al considerar los aspectos subjetivos sobre la institución familiar que se configuran en la conciencia juvenil y habiendo constatado la existencia de imágenes y valoraciones en las cuales ésta aparece, para una gran mayoría de ellos, con signos de fuerte debilidad y reveladoras del distanciamiento intergeneracional, se observa, sin embargo, la considerable influencia que tiene el hogar de origen sobre los jóvenes, como referente para la constitución de familia propia o independiente.

Más de tres cuartas partes de los jóvenes 76.5% (3.080.297) respondieron afirmativamente su deseo de reproducir en el hogar que funden o que ya hayan fundado el clima o medio interno que caracterizó o ha caracterizado la vida familiar en su hogar de origen. Esta cifra que expresa un monto mayoritario de jóvenes dispuestos a reproducir el clima hogareño, al ser contrastada con el 80% que juzga negativamente a la institución familiar, pareciera estar planteando una situación paradójica en el plano de la subjetividad juvenil. Tal situación podría estar obedeciendo a una doble circunstancia. Por una parte, el carácter insustituible que la familia aún posee en los procesos de socialización y de inserción primaria a la vida colectiva y, por la otra, el carácter orientador que adoptan las vivencias familiares en el momento de hacer frente a la constitución de familia propia, independientemente, a la variedad de factores adversos y críticos que pudieran estarla afectando.

Sin embargo, no deja de llamar la atención que más de una quinta parte (21.8% /875.744) de la actual generación juvenil, no desea reproducir el medio interno que caracterizó al hogar donde se criaron. Esta cifra, de un monto significativo, guarda correspondencia directa con las tendencias hacia la desintegración familiar que han podido observarse en un importante grupo de jóvenes. Ahora bien, en la continuación del examen de la relación entre los jóvenes y el mundo de la familia y habiendo observado algunos aspectos de significativa relevancia ubicados en su estructura simbólica, resulta oportuno orientar la atención hacia el tratamiento de la situación familiar objetiva en que se encuentra la actual generación juvenil.

Conviene recordar la considerable importancia que, junto a las dinámicas familiares, poseen variables como la Educación y el Empleo en el proceso de tránsito juvenil hacia la vida adulta, especialmente, si de lo que se trata es de aseguren su inserción plena a la vida social. En este sentido, y tal como se ha venido señalando, cabría suponer que los jóvenes luego de adquirir una adecuada formación educativa y de asegurar, por esa vía, su integración al mundo del empleo, estarían en capacidad de adquirir niveles crecientes de autonomía con la cual avanzar hacia la adopción de un estatus independiente que asegure la conformación de hogar o familia propia. Sin embargo, el panorama que ha podido de hogar o familia propia. Sin embargo, el panorama que ha podido configurarse a la luz de los resultados de ENJUVE revela notables diferencias y hasta contrastes, entres estos supuestos normativos concebidos para la juventud y la situación real en la que se encuentran.

Aún cuando el desempeño laboral influye significativamente en los jóvenes y se le impone con muy pocas posibilidades de postergación, éste no le da la autonomía necesaria para lograr el adecuado camino a la adultez, ni para adoptar prácticas que lo lleven a la creación de una familia independiente. En consecuencia, la situación, la situación de dependencia se verifica para un monto cercano a un 80% (79.0% /3.180.368) de los jóvenes, de los cuales más de dos terceras partes (63.6% de los dependientes) se encuentran ante el contraste que representa la objetiva imposibilidad de autonomía y la explícita aspiración de alcanzarla. Por otra parte, aunque se identifica como tendencia mayoritaria el grupo de jóvenes que nunca han estado casados o unidos, situado en 74.7% (3.006.437) se constata igualmente que el 25.3% (1.016.590) se encuentra o ha estado viviendo en situación de pareja. Interesa, sin embargo, centrar la atención en la cifra que reveló la situación de pareja. Interesa, sin embargo, centrar la atención en la cifra que reveló la situación específica de quienes actualmente viven con pareja, (22.5% / 904.621), esto es casados o unidos. Este indicador, generalmente asociado a la autonomización y a la creación de hogar propio, se presenta en una proporción mayor que el de la independencia real, revelada sólo por el 20.5%.

Hay lugar entonces para suponer que del mismo modo como no existen equivalencias entre la actividad laboral y la autonomía requerida para la conformación familia propia, tampoco la condición de pareja se constituye en factor asociado a la independencia del hogar de origen. En refuerzo de esta afirmación, referida a la no correspondencia entre la condición de independencia del hogar de origen y la situación conyugal, procede fijar la atención en las edades en las cuales los jóvenes venezolanos han iniciado su vida en pareja. Efectivamente, el 55.8% (568.766) del grupo de jóvenes que tienen o han tenido pareja, ha iniciado dicha experiencia conyugal antes de cumplir 19 años. Esta temprana y hasta prematura iniciación de la vida en pareja, ratifica que la situación conyugal no está asociada a la independencia del hogar de origen. Esto se asume puesto que, obviamente, resulta poco frecuente que un joven venezolano pueda disponer de los recursos materiales, psicosociales y jurídicos requeridos para el logro de la autonomía personal.

Ante tal problemática es necesario, urgente y inaludible la participación de todos los entes sociales en delinear programas educativos que conlleven a la información y formación de la juventud y sociedad en general para poder así hacerles sentir la necesidad de la formación y educación del tema en el que el gobierno y sociedad sean consientes de la utilidad formativa para poder así tener una sociedad responsable.

Deterioro de sus condiciones de vida y las desventajas laborales que sufren pueden hacerse tres consideraciones. En primer término, la reducción y hasta desaparición del joven como sujeto de derecho. En segundo lugar, la existencia de una situación de la que puede esperarse la prolongación forzada de la etapa juvenil en situación de dependencia de los adultos, más allá de los años normativamente establecidos. Y, por último, como consecuencia de lo anterior, un incremento de la problemática social que aqueja a los jóvenes, con respecto a otros grupos de población.













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