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miércoles, 11 de agosto de 2010

ARTICULO CIENTIFICO.doc


UNIVERSIDAD PANAMERICANA
FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS SOCIALES Y DE LA JUSTICIA
DIPLOMADO EN ANDRAGOGIA
Y HABILIDADES DOCENTES SECCION B




LA INTELIGENCIA EMOCIONAL
(Artículo)






Mario Rodolfo Rojas Monzón
Guatemala agosto 2010











LA INTELIGENCIA EMOCIONAL






Mario Rodolfo Rojas Monzón (Estudiante)
Dr. Carlos Interiano ( Andragogo)
Guatemala, agosto 2010


Contenido
Resumen 3
Introducción 4
Capitulo 1
La Inteligencia Emocional 6
El origen de la Inteligencia Emocional 8
Capitulo II
La naturaleza de la Inteligencia Emocional 9
El ABC de la Inteligencia Emocional 12
Capitulo III
Críticas al libro Inteligencia Emocional de Daniel Goleman 14

Conclusiones 15

Referencias 15











Resumen
La obra Inteligencia Emocional de Daniel Goleman, ha sido leída por muchas personas alrededor del mundo, es importante tomar en cuenta la unión que el autor hace de las palabras claves Inteligencia y Emoción.
Apoyándose en la más moderna investigación sobre el cerebro y la conducta, el autor explica por que personas con un elevado coeficiente intelectual fracasan en sus empresas vitales, mientras que otras con un coeficiente intelectual más modesto triunfan extraordinariamente.
En su obra señala que las principales cualidades de la inteligencia emocional son cinco: conciencia de uno mismo, equilibrio anímico, motivación, control de los impulsos y sociabilidad.

La inteligencia emocional es una forma de interactuar con el mundo que tiene muy en cuenta los sentimientos, y engloba habilidades tales como el control de los impulsos, la autoconciencia, y la motivación.
Palabras claves: Inteligencia Emocional, Motivación, Racional, Capacidad, equilibrio, memoria.










INTRODUCCION
Hoy vivimos en una realidad globalizada en una sociedad de la tecnología de los avances, la industria y el estudio del conocimiento. El mundo evoluciona y a el se adapta el estudio de la inteligencia emocional, que es tratado en la obra de La Inteligencia Emocional de Goleman.
Siendo tan amplio y complejo el estudio de la Inteligencia Humana, como cualquier otra disciplina, suscita diversos problemas en la preocupación de las personas por conocer como ha evolucionado el estudio de la Inteligencia emocional.
Lo que se puede percibir al leer el libro es que la inteligencia emocional tiene que ver con la vida emocional de las personas, además que el lenguaje que utiliza en el mismo es de fácil comprensión.












CAPITULO I
2.- LA INTELIGENCIA EMOCIONAL
Una visión de la naturaleza humana que pasa por alto el valor de las emociones es lamentablemente miope. La preponderancia dada hasta ahora al aspecto racional del hombre (Homo Sapiens) resulta engañosa, dadas las evidencias que otorga tanto la experiencia como los estudios científicos respecto del lugar que ocupan las emociones en la vida.
Daniel Goleman, psicólogo norteamericano, bajo el término de "Inteligencia Emocional" recoge el pensamiento de numerosos científicos del comportamiento humano que cuestionan el valor de la inteligencia racional como indicador de éxito en las tareas concretas de la vida, en los diversos ámbitos de la familia, los negocios, la toma de decisiones, el desempeño profesional, etc. Citando numerosos estudios Goleman concluye que el Coeficiente Intelectual no es un buen indicador del desempeño exitoso. La inteligencia pura no garantiza un buen manejo de las vicisitudes que se presentan y que es necesario enfrentar para tener éxito en la vida.
La Inteligencia Académica tiene poco que ver con la vida emocional, las personas más inteligentes pueden hundirse en los peligros de pasiones desenfrenadas o impulsos incontrolables. Existen otros factores como la capacidad de motivarse y persistir frente a decepciones, controlar el impulso, regular el humor, evitar que los trastornos disminuyan la capacidad de pensar, mostrar empatía, etc., que constituyen un tipo de Inteligencia distinta a la Racional y que influyen más significativamente en el desempeño en la vida.
El concepto de "Inteligencia Emocional" enfatiza el papel preponderante que ejercen las emociones dentro del funcionamiento psicológico de una persona cuando ésta se ve enfrentada a momentos difíciles y tareas importantes: los peligros, las pérdidas dolorosas, la persistencia hacia una meta a pesar de los fracasos, el enfrentar riesgos, los conflictos con un compañero en el trabajo. En todas estas situaciones hay una involucración emocional que puede resultar en una acción que culmine de modo exitoso o bien interferir negativamente en el desempeño final. Cada emoción ofrece una disposición definida a la acción, de manera que el repertorio emocional de la persona y su forma de operar influirá decisivamente en el éxito o fracaso que obtenga en las tareas que emprenda.
Este conjunto de habilidades de carácter socio-emocional es lo que Goleman definió como Inteligencia Emocional. Esta puede dividirse en dos áreas:
Inteligencia Intra-personal: Capacidad de formar un modelo realista y preciso de uno mismo, teniendo acceso a los propios sentimientos, y usarlos como guías en la conducta.
Inteligencia Inter-personal: Capacidad de comprender a los demás; qué los motiva, cómo operan, cómo relacionarse adecuadamente. Capacidad de reconocer y reaccionar ante el humor, el temperamento y las emociones de los otros.
Goleman sostiene que se debe de concebir que la inteligencia emocional no es un parámetro marcado desde el momento de nuestro nacimiento sino que debemos de concebirla como algo que es posible desarrollar y fomentar, ni siquiera es algo que quede estacionado y que llegue un momento en el cual es imposible su desarrollo. Si es cierto que esta teoría de Goleman de la Inteligencia emocional aporta un nuevo punto de vista pues nos dice que el futuro no es algo que este predefinido, no esta escrito, somos nosotros, el entorno y nuestros patrones lo que lo marcamos.




1.2 EL ORIGEN DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL
El término Inteligencia Emocional se refiere a la capacidad humana de sentir, entender, controlar y modificar estados emocionales en uno mismo y en los demás. Inteligencia emocional no es ahogar las emociones, sino dirigirlas y equilibrarlas.
El concepto de Inteligencia Emocional, aunque esté de actualidad, tiene como precursor en el concepto de Inteligencia Social del psicólogo Edward Thorndike (1920) quien utilizó el término inteligencia social para describir la habilidad de comprender y motivar a otras personas.





CAPITULO II
LA NATURALEZA DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL
3. CUANDO EL LISTO ES TONTO
Hasta la fecha no ha sido posible determinar todavía el motivo exacto que indujo a un brillante estudiante de secundaria a apuñalar con un cuchillo de cocina a David Pologruto, su profesor de física. Pasemos ahora a describir los hechos, sobradamente conocidos.
Jason H., estudiante de segundo año del instituto de Coral Springs (Florida) e indudable candidato a matrícula de honor, estaba obsesionado con la idea de ingresar en una prestigiosa facultad de medicina como la de Harvard. Pero Pologruto le había calificado con un notable alto, una nota que le obligaba a arrojar por la borda todos sus sueños, de modo que, provisto de un cuchillo de camicero, se dirigió al laboratorio de física y, en el transcurso de una discusión con su profesor, no dudó en clavárselo a la altura de la clavícula antes de que pudieran reducirle por la fuerza.
El juez declaró inocente a Jason porque, según reza la sentencia —confirmada, por otra parte, por un equipo de psicólogos y psiquiatras— durante el altercado se hallaba claramente sumido en un estado psicótico. El joven, por su parte, declaró que, apenas tuvo conocimiento de la nota, pensó en quitarse la vida pero que, antes de suicidarse, quiso visitar a Pologruto para hacerle saber que la única causa de su muerte sería su baja calificación. La versión de Pologruto, no obstante, fue muy diferente, puesto que, según él, Jason se hallaba tan furioso que «creo que me visitó completamente decidido a atacarme».
Más tarde, Jason ingresó en una escuela privada y, dos años después, logró graduarse con la nota más alta de su clase. De haber seguido un curso normal, hubiera alcanzado un sobresaliente pero decidió matricularse en varias asignaturas adicionales para elevar su nota media, que finalmente Fue de matrícula de honor. Pero a pesar de que Jason hubiera terminado graduándose con una calificación extraordinaria, Pologruto se lamentaba de que nunca se hubiera disculpado ni tampoco hubiera asumido la menor responsabilidad por su agresión.
¿Cómo puede una persona con un nivel de inteligencia tan elevado llegar a cometer un acto tan estúpido? La respuesta necesariamente radica en que la inteligencia académica tiene poco que ver con la vida emocional. Hasta las personas más descollantes y con un CI más elevado pueden ser pésimos timoneles de su vida y llegar a zozobrar en los escollos de las pasiones desenfrenadas y los impulsos ingobernables.
A pesar de la consideración popular que suelen recibir, uno de los secretos a voces de la psicología es la relativa incapacidad de las calificaciones académicas, del CI, o de la puntuación alcanzada en el SAT Test de Aptitud Académico (Abreviatura de Scholastic Aptitude Test, el examen de aptitud escolar que realizan los estudiantes estadounidenses que acceden a la universidad) para predecir el éxito en la vida. A decir verdad, desde una perspectiva general sí que parece existir —en un sentido amplio- cierta relación entre el CI y las circunstancias por las que discurre nuestra vida. De hecho, las personas que tienen un bajo CI suelen acabar desempeñando trabajos muy mal pagados mientras que quienes tienen un elevado CI tienden a estar mucho mejor remunerados. Pero esto, ciertamente, no siempre ocurre así.
Existen muchas más excepciones a la regla de que el CI predice del éxito en la vida que situaciones que se adapten a la norma. En el mejor de los casos, el CI parece aportar tan sólo un 20% de los factores determinantes del éxito (lo cual supone que el 80% restante depende de otra clase de factores). Como ha subrayado un observador: «en última instancia, la mayor parte de los elementos que determinan el logro de una mejor o peor posición social no tienen que ver tanto con el CI como con factores tales como la clase social o la suerte».
Incluso autores como Richard Herrnstein y Charles Nurray cuyo libro Tite Bell Curve atribuye al Cl una relevancia Incuestionable, reconocen que: «tal vez fuera mejor que un estudiante de primer año de universidad con una puntuación SAT en matemáticas de 500 no aspirara a dedicarse a las ciencias exactas, lo cual no obsta para que no trate de realizar sus sueños de montar su propio negocio, llegar a ser senador o ahorrar un millón de dólares La relación existente entre la puntuación alcanzada en el SAT y el logro de nuestros objetivos vitales se ve frustrada por otras características».
Mi principal interés está precisamente centrado en estas «otras características» a las que hemos dado en llamar inteligencia emocional, características como la capacidad de motivarnos a nosotros mismos, de perseverar en el empeño a pesar de las posibles frustraciones, de controlar los impulsos, de diferir las gratificaciones, de regular nuestros propios estados de ánimo, de evitar que la angustia interfiera con nuestras facultades racionales y, por último —pero no. por ello, menos importante—, la capacidad de empatizar y confiar en los demás. A diferencia de lo que ocurre con el Cl, cuya investigación sobre centenares de miles de personas tiene casi un siglo de historia, la inteligencia emocional es un concepto muy reciente. De hecho, ni siquiera nos hallamos en condiciones de determinar con precisión el grado de variabilidad interpersonal de la inteligencia emocional. Lo que sí podemos hacer, a la vista de los datos de que disponemos, es avanzar que la inteligencia emocional puede resultar tan decisiva —y. en ocasiones, incluso más— que el Cl. Y, frente a quienes son de la opinión de que ni la experiencia ni la educación pueden modificar substancialmente el resultado del cual trataré de demostrar—en la quinta parte— que, si nos tomamos la molestia de educarles, nuestros hijos pueden aprender a desarrollar las habilidades emocionales fundamentales.

EL ABC DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL
En funcionamiento desde hace unos veinte años, el currículum de Self Science —cuyas lecciones son a veces sorprendentemente sutiles— es un modelo para la enseñanza de la inteligencia emocional. Como me dijo Karen Stone McCown, su directora: «cuando enseñamos algo sobre el enojo, ayudamos a los niños a comprender que casi siempre es una reacción secundaria y a buscar lo que subyace en él: “¿estás herido? ¿Celoso?” Es así como nuestros niños aprenden que siempre disponen de diferentes posibilidades para responder a una emoción y que su vida será más rica cuantas más alternativas de respuesta tengan».
La enumeración de los contenidos de Self Science coincide punto por punto con los temas fundamentales de la inteligencia emocional y con las habilidades esenciales que constituyen una forma primaria de prevención para las dificultades que preocupan a los niños (véase, al respecto, el apéndice E). Los temas impartidos incluyen la toma de conciencia de uno mismo (en el sentido de reconocer los propios sentimientos, elaborar un vocabulario adecuado y conocer la relación existente entre los pensamientos, los sentimientos y las reacciones), darse cuenta de si son los pensamientos o los sentimientos los que están gobernando una determinada decisión, considerar las consecuencias de las distintas altemativas posibles y aplicar todo este conocimiento a la toma de decisiones sobre temas tales como, por ejemplo la droga, el tabaco o el sexo. Otra forma de decirlo sería afirmar que la conciencia de uno mismo consiste en reconocer los puntos fuertes y las debilidades de cada uno y contemplarse bajo una perspectiva positiva pero realista (evitando así un error muy frecuente en el movimiento de autoestima).
Un tema muy importante consiste en controlar las emociones: comprender lo que se halla detrás de un determinado sentimiento (por ejemplo, el dolor que desencadena el enojo), aprender formas de manejar la ansiedad, la ira y la tristeza, asumir la responsabilidad de nuestras decisiones y de nuestras acciones y proseguir hasta llegar a alguna solución de compromiso.
Una habilidad social clave es la empatia, la comprensión de los sentimientos de los demás, lo cual implica asumir su punto de vista y respetar las diferencias existentes en el modo en que las personas experimentan los sentimientos. Las relaciones también constituyen un tema extraordinariamente importante (un tema que supone aprender a escuchar y a preguntar), diferenciar entre lo que alguien dice y hace y nuestras propias reacciones y juicios, aprender a ser afirmativo (en lugar de enojado o pasivo) y adiestrarse en las artes de la cooperación, la resolución de conflictos y la negociación de compromisos.
En el aprendizaje de Self Science no existen niveles determinados de antemano sino que la vida misma constituye el verdadero examen final. En cualquiera de los casos, al terminar el octavo curso —cuando los alumnos están a punto de abandonar Nueva Learning Center e ingresar en el instituto—, cada alumno es sometido a una especie de diálogo socrático y a un test oral en SelfScience. Algunas de las preguntas de uno de los últimos exámenes finales fueron las siguientes: «describe una respuesta adecuada para ayudar a un amigo a resolver el conflicto que supone el que alguien le presione a tomar drogas», «¿cómo solucionarías el problema de un amigo que suele molestarte?» o «enumera algunas formas sanas de manejar el estrés, el enfado o el miedo».
Estoy seguro de que, esté donde esté, Aristóteles, siempre tan preocupado por la cuestión de las habilidades emocionales, aplaudiría este intento.




CAPITULO III
CRITICAS AL LIBRO INTELIGENCIA EMOCIONAL
DE DANIEL GOLEMAN
En su libro, Goleman tiene un ejemplo de un estudio de golosinas que muestra, supuestamente, que los niños que pueden controlar sus impulsos son mas exitosos. Muchas personas copiaron lo que Goleman escribió sobre esto y implicaron o dijeron, equivocadamente, que la habilidad de controlar los impulsos es parte de IE y ahora muchas personas creen eso, pero no es correcto.

Pero la realidad es que no hay ningún científico académico de inteligencia emocional que este de acuerdo con Goleman sobre esto. Goleman inventó su propia definición de IE y sigue promocionándola hasta hoy día, sin respeto a los científicos.

Mi opinión es que Goleman no quiere admitir que su definición no está aceptada por los científicos, porque él está ganado mucho dinero de ella. Los académicos por su parte, en general, están un poco mas interesados en la verdad y menos interesados en el dinero.

Algo interesante es que después de 1995 Goleman cambió su definición de IE, pero la cambió para vender mas libros a las corporaciones y empresas grandes. Otro día escribiré sobre esto y sobre porque llamo a su nueva definición de IE "la definición corporativa."

Los científicos más respetados en el mundo sobre IE son Jack Mayer y Peter Salovey. Según mis conversaciones con Jack Mayer y también según autor Annie Paul, Goleman pidió permiso de Peter Salovey para usar el termino inteligencia emocional. Salovey y Mayer han escrito sobre este concepto en el año 1990, cinco años antes del libro de Goleman.
Salovey le dio permiso a Goleman, pero Goleman cambió demasiado el concepto de IE en su libro. Mayer y Salovey se sentían muy decepcionados al leer el libro de Goleman.

CONCLUSIONES:
El libro demuestra cómo la inteligencia emocional puede ser fomentada y fortalecida en todos nosotros, y cómo la falta de la misma puede influir en el intelecto o arruinar una carrera.

La inteligencia emocional nos permite tomar conciencia de nuestras emociones, comprender los sentimientos de los demás, tolerar las presiones y frustraciones que soportamos en el trabajo, acentuar nuestra capacidad de trabajar en equipo y adoptar una actitud empática y social, que nos brindará mayores posibilidades de desarrollo personal.

En un lenguaje claro y accesible, Goleman presenta una teoría revolucionaria que ha hecho tambalear los conceptos clásicos de la psicología, que daban prioridad al intelecto.
REFERENCIAS :
Goleman, Daniel (1996) Inteligencia Emocional (2ª. Edición) Javier Vergara Editor, Buenos Aires. (la. edición en inglés fue en1995).
Internet

Fuente no firmada:

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